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«Vuelven empresas textiles que se fueron a China»

Presidente de la patronal textil española (CIE). El nuevo dirigente del textil sostiene que las empresas del sector orientadas hacia la calidad, el diseño y las exportaciones emergen tras la debacle del último lustro, en el que se han perdido el 40 % de las compañías y 50.000 empleos en España.

JOSÉ LUIS ZARAGOZÁ, VALENCIA
­­Alejandro Laquidain preside el Consejo Intertextil Español (CIE) por un periodo de dos años en sustitución de Ángel Asensio. Nacido en Barcelona en 1958, es licenciado en Ingeniería Textil, con especialidad en tejidos, por la universidad de Obertshausen (Alemania). Desde 2010 gobierna la Confederación de la Industria Textil (Texfor), que representa a más de 2.000 empresarios del sector, así como la Federación Textil Sedera. Dirige el grupo familiar Lakidain desde 1985, con fábrica en Argentona (Barcelona). En declaraciones a EL MERCANTIL VALENCIANO analiza el futuro de una industria donde Cataluña y Valencia albergan la mayor parte del sector y cuya patronal aglutina 10.000 empresas que emplean a 150.000 personas con una facturación media anual global de 11.000 millones de euros.

El sector textil-confección lleva dos décadas enfrentándose al fenómeno de la deslocalización de fábricas hacia países con costes más baratos y la liberación mundial total del comercio (2005). Estos factores acentuaron la invasión de productos chinos. ¿Tiene futuro el sector?
La crisis ha sido grave y se ha traducido en una gran número de recortes de empleo, cierre de empresas y crisis financieras. Pero algo está cambiando en estos últimos tiempos. El textil fue utilizado como moneda de cambio en la liberalización mundial del comercio. Si ha habido deslocalizaciones estas se han producido sobre todo en los procesos iniciales de la fabricación de productos de confección; es decir de ropa, aunque no tanto en los procesos textiles industriales. Está claro es que el negocio no volverá a ser lo que era pero sí hay retornos de industrias que se fueron demasiado alegres a países en busca de precios más baratos, sobre todo en China, y ahora están volviendo porque no calcularon bien los costes totales de poner el producto en aquellos lugares. Mientras tanto, los mercados internos exigen inmediatez en entregas, contacto con proveedores, tiradas cortas y diferenciación en diseño y valor añadido. De este modo, tratamos de mejorar y recuperar el sector textil.

¿Prevé entonces una caída de la importación de productos asiáticos?
El 25 % de las importaciones españolas de productos textiles proceden de China. La avalancha de esas compras durante los últimos años se ha frenado. Los datos de 2012 revelan que aumentan las exportaciones españolas un 10 %, que se corresponde con la bajada de las importaciones. Con todo, mientras caen las compras de China ganan posición en el pastel de los importaciones países como Bangladesh, Turquía, Pakistán o Vietnam. Sea como fuere, las exportaciones están funcionado bien en lo que va de año.

¿Qué valores aporta el «made in Spain» a las exportaciones?
Queremos vender pasión. El consejo intertextil trabaja en la promoción de las enseñas «Textil from Spain», «Home Textil from Spain» y «Moda España».

Italia trabajo mejor la marca.
Está mejor posicionada en el mundo por la moda, como Francia. Han trabajado mucho el diseño y el glamour, respectivamente. España debe vender pasión. En algunos lugares como Estados Unidos está bien posicionada la marca europea de calidad y de valor añadido, en contraposición a producto chino, que identifican producto barato. Los chinos van locos por las marcas de gama media de España para comercializarlas en su país, donde tienen su público. Buscan marcas de confección que les den posibilidades de colocación a su clase media. España tiene su imagen.

¿Zara es la imagen de España?
No. Tampoco lo ha pretendido. Este grupo va por libre y le va muy bien, tal como constatan sus cuentas. A las principales empresas les pedimos que hagan un mayor esfuerzo para abanderarse como país. El orgullo de Zara como buen distribuidor sería un activo muy importante para el textil-confección español. Mango, Desigual o Pronovias, entre otras, son otras firmas de éxito que también triunfan en el exterior y en la medida que asocien sus marcas a España benefician a todos. Pero eso no ocurre, al menos por el momento.

La crisis económica y financiera estrangula el crédito. ¿Cómo lo soporta el negocio textil?
Pues muy mal, como el resto de la industria en general. No está visto ni mejor ni peor que otros. Las cartas de crédito para las exportaciones no fluyen como antes. Incluso los las fábricas instaladas en extranjero exigen cada vez más garantías y producen sólo a cambio de dinero. El principal problema de las empresas es el capital circulante, que tampoco fluye.

La Comunitat Valenciana fue una autonomía señera en grandes marcas del sector de la confección como Tycesa, Sáez Merino o Ferrys, que ya no existen. ¿Podría volverse a subir al tren de la industria pionera en este negocio?
El textil-hogar ha sido punta de lanza y en algunas épocas la confección, a través de firmas míticas, también. Ya no existen por la crisis económica. La salida pasa por las exportaciones ante la atonía y estancamiento del mercado interno. Ha habido empresas que se han transformado hacia marcas de gama alta, si bien no hay mercado para todos. Lo que ha hecho mucho daño al textil son las tendencia minimalistas en el mundo de la decoración: tapicerías, cortinas o alfombras. Las tendencias de vida marcadas por la moda minimalista ha destrozado al sector. Los hoteles, por ejemplo, cada vez usan menos tejidos como elementos de decoración.

El sector continúa dominado por un tejido de pymes. ¿Debería producirse una concentración para mejorar su rentabilidad?
El sector está atomizado. La empresa tiene una carácter familiar en muchos casos. Hacer fusiones, planes de concentración o alianzas es complicado entre las empresas de propiedad familiar. Con todo, sí funcionan planes de colaboración ante problemas de financiación y salir al exterior.

¿Qué perspectivas de negocio manejan las empresas españolas para 2012? ¿Aumentarán las exportaciones?
Hay estabilidad, aunque es más una cuestión individual de cada empresa que en el conjunto del sector. Los países asiáticos y emergentes de sudamérica han incrementado un 20 % las importaciones de productos españoles. Sin embargo, Europa está estancada y representa dos tercios de nuestras ventas.

¿Crearán empleo?
La industria de confección ha sido muy intensiva en mano de obra pero no tanto la del textil hogar u otros sectores. Lo que hay que hacer es que la confección compita en diseño y calidad para poder ser competitivos. Desde hace una década perdemos empleo. Se han destruido 50.000 puestos desde 2007, aunque las plantillas están muy ajustadas. Si hubiera una recuperación del consumo serían insuficientes esas plantillas para atender la producción y se crearían nuevos puestos de trabajo

Reducir los costos laborales es la solución en el sector textil para ser competitivos

FUENTE

Competitiveness and formalization, great challenges of textiles sector
Competitividad y formalización, grandes retos del sector textil
Autor: Mónica Marcela Escobar Mesa
29 de Noviembre de 2012

El gremio de la confección asegura que los mayores retos que tienen son aumentar la productividad, el nivel tecnológico y lograr reducciones en costos laborales y de servicios públicos

De acuerdo con cifras del Dane, el sector textil-confección en Colombia genera alrededor de 453.000 empleos formales, lo cual representa el 16,8% de los puestos de trabajo en el sector manufacturero.

No obstante son varias las razones por las cuales este panorama viene teniendo un deterioro en los últimos años, como lo afirman muchos de los miembros del sector.

Precisamente entre esas dificultades se encuentra la alta tasa de informalidad laboral y la pérdida de competitividad generada en buena parte por la apertura comercial que ha tenido Colombia con la firma y entrada en vigencia de varios tratados de libre comercio.

En ese sentido, este miércoles se realizó en Medellín el encuentro nacional entre el sector textil y el Gobierno, denominado “Tejer a Colombia”, en el que representantes de ambas partes mostraron sus propuestas para generar políticas que impulsen y fortalezcan la industria, así como mecanismos para aumentar las exportaciones.

Al respecto, Enrique Gómez, vicepresidente de la Cámara Colombiana de la Confección, aseguró que no buscan protección sino que haya reglas de juego justas para que “este sector que es intensivo en mano de obra, pueda volver a ser competitivo y pueda volver a ser nuevamente un sector de talla mundial”.

Así mismo, insistió en que los aspectos que más afectan esta industria son la masiva importación de productos extranjeros a muy bajos precios (los cuales traen una serie de subsidios de parte de sus gobiernos como en el caso de China, que tiene más de 27) y “los altos costos laborales que tenemos en Colombia que han llevado a que el sector se convierta en comodín de temporada simplemente”.

Las propuestas

Ante la situación del sector, Carlos Eduardo Botero, presidente Ejecutivo del Instituto para la Exportación y la Moda, Inexmoda, manifestó que es importante que se avance en los temas de formalización, pues “para nadie es un secreto que el sector confección  es uno de los sectores más informales que existe en el país y la informalidad no le sirve a nadie porque es menos calidad de empleo y menos tributos para el Estado”.

Adicionalmente, hizo un llamado al Gobierno para que reconozca la importancia de este sector en la generación de empleo del país y buscar cómo aprovechar las oportunidades que tienen el mercado interno y el internacional  con los TLC que se vienen firmando.

A propósito, Botero manifestó que “necesitamos un subsidio directo al confeccionista exportador, por lo que tenga componente de producción nacional. Eso lo hace Perú, que da el 5% de subsidio directo al confeccionista por valor agregado nacional y creo que hay que hacerlo y mirar en qué eslabones de la cadena es más eficiente un subsidio y definitivamente el sector de la confección lo es”. Dicho apoyo sería durante un año “para aprovechar lo que está pasando, porque durante varios años a raíz del tema del dólar y de que tuvimos seis meses sin Aptdea, perdimos muchos contactos y tenemos que volver a ganar esos negocios”.

Formalización, tema clave

Por su parte, el ministro de Trabajo Rafael Pardo, quien estuvo en la apertura del evento, señaló que la informalidad en el sector confección es de aproximadamente el 70%, lo cual implica que hay por lo menos otras 300.000 personas que trabajan como informales en ese sector.

El Mintrabajo dijo además que están trabajando con toda la cadena, desde la producción de hilados y telas hasta la confección, “que son miles de pequeños talleres”, en la búsqueda de mecanismos de formalización, que permitan que quienes trabajan en estos talleres tengan protección social, por la vejez con Beneficios Económicos Periódicos o mecanismos de protección de riesgos laborales, lo cual hace “parte de las políticas de lo que hemos llamado en el Ministerio formalización a la medida”.

Entre tanto, de parte de los gremios el Ministerio ha recibido propuestas como la posibilidad de contratación formal por periodos menores a un mes, de medio tiempo o de una semana, que permitan ajustar la jornada de trabajo, “pero con la protección social de acuerdo a las necesidades de la industria y de las personas  que a veces requieren medio tiempo para estudiar o hacer otros oficios agregó Pardo.

Opinan sobre el sector

Raúl Castro, Universidad de los Andes: “Muchos países del mundo tienen una serie de distorsiones que son muy complicadas como el caso de China, que junto a India tienen una política laboral muy particular que prácticamente los hacen competitivos, entonces hay que buscar algún otro tipo de medidas de protección del sector en lo doméstico”.

María Lucía Castrillón, gerente de Propaís: “No necesariamente lo importante es exportar, Colombia tiene un mercado interno amplísimo para este sector, que tiene una gran demanda de estos productos. Hay que trabajarle mucho más a lo que es diseño, moda y qué es lo que la gente quiere comprar”.

Melkin Aguirre, confeccionista de Tolima: “Hay muy buen ambiente para apoyar a los confeccionistas pero aún no damos ese paso que necesitamos para llegar a mercados extranjeros, el problema que tenemos en este momento es que no estamos manejando una adecuada política para el comercio exterior”.

El panorama

Una preocupante balanza comercial del sector fue el principal resultado que arrojó el estudio «Impacto socioeconómico del sector textil, confección y moda en la economía nacional» realizado por Hernán Eduardo Vallejo y Raúl Castro Rodríguez, profesores asociados a la facultad de Economía de la Universidad de los Andes para la Cámara Colombiana de la Confección. En dicho informe, se muestra que en los últimos años han bajado las exportaciones y crecido las importaciones, pasando en 2008 de exportar 2.063 millones de dólares, a US$1.131 millones en 2011, lo cual representa una caída del 44%. Mientras tanto, en cuanto a las importaciones, en 2008 la cifra fue de 1.408 millones de dólares, contra 2.300 millones el año pasado, dándose un crecimiento del 64%.

Por su parte, el comportamiento de la tasa de cambio, que ahora parece estar estable, ha fluctuado de niveles de 2.900 pesos en 2007 a los $1.800 en la actualidad, que «obviamente estimula las importaciones porque las hace más baratas y desestimula las exportaciones en alguna medida porque no recupera los costos de producción en los cuales incurre».

El sector textil europeo busca sueldos más baratos

FUENTE

El sector textil europeo busca sueldos más baratos que en China

Turquía, Europa del Este, Bangladesh y Marruecos aumentan la producción por sus ventajas

Economía | 04/09/2012 – 12:22h

Dolors Massot

París

El 2013 será un año de lucha por la competitividad en el sector textil entre países que confeccionan a gran escala para Europa. China, que lidera el mercado y alcanza un 43 por ciento de las exportaciones europeas, comienza a notar el posicionamiento estratégico de otros países como la zona Euromed (Marruecos, Túnez y Turquía); Europa del Este (Ucrania, Rumanía, Bielorrusia y Moldavia), Bangladesh y Madagascar.

Ofrecen, entre otras ventajas, sueldos mucho más bajos que China. En Bangladesh, un trabajador percibe entre 45 y 60 euros mensuales (son los más baratos del mundo) mientras que en China la cifra gira en torno a los 188-300 euros, según datos de Fatex, la feria internacional que reúne en París a unas 200 empresas punteras en la confección para otras marcas. Fatex es el termómetro global: en 2013 cumplirá 30 años.  Los datos que se citan en este reportaje los aporta este salón, que encargó un estudio exclusivo a tres expertos de la Féderation de la Maille et de la Lingerie de Francia.

En opinión de Agnès Etame-Yescot, General Manager del salón, “China sigue siendo el número uno pero presenta varios problemas para las empresas europeas: el coste del carburante es cada vez más elevado tanto para el barco como para el avión o el tren, la distancia hace difícil el control de calidad y el empresario no puede viajar a menudo a la fábrica, en los transportes se pueden perder colecciones enteras y es difícil dar con ellas…”. Esto ha invitado a los empresarios europeos a diversificar sus pedidos y orientarse cada vez más hacia Turquía. “Está más cerca, se puede viajar hasta allí de modo más fácil y lo tiene todo: el tejido y la manufactura. Es, además un enclave privilegiado porque sirve tanto para el mercado de Europa como para Rusia”. Las áreas textiles más desarrolladas son la región de Bursa y el entorno de Estambul.

Túnez y Marruecos no disponen de tejido pero sí de obra de mano barata: los salarios mensuales en la industria textil son de entre 152 y 160 euros. En Madagascar, un trabajador percibe algo más de 50 euros mensuales. En Ucrania se cobra unos 125-250 euros al mes y en Moldavia, Bielorrusia y Rumanía entre 200 y 460 euros mensuales. Sobre los salarios en India no hay datos fiables, aunque su producción de bordados se aprecia internacionalmente.

Fatex, que se celebra en París dos veces al año, selecciona las empresas que acuden para que cumplan ciertos requisitos: “Tenemos en cuenta la calidad de los productos, lo que pueden aportar, el savoir faire, una estructura financiera sólida, gran capacidad de producción anual, masa salarial y certificados ISO”, explica la General Manager del salón. La visitan unos 3.800 empresarios.

Uno de los stands de Fatex lo ocupa www.asiainspection.com. Esta empresa se encarga de la supervisión del trabajo en fábricas y talleres, pero también de controlar el envío de contenedores, hacer inspecciones relámpago en 48 horas o confirmar el estado de la maquinaria que ofrece una empresa a una marca europea. El trabajo de un supervisor para elaborar la auditoría de una fábrica, por ejemplo, cuesta 599 dólares al día.

Una de las grandes cuestiones que planea sobre el sector es saber si China es capaz de ir más allá de la producción a las órdenes de marcas europeas y liderar la creatividad. Agnès Etame-Yescot asegura que “ya hay estudiantes chinos en las escuelas más importantes de diseño de moda de Francia e Inglaterra desde hace años. Han vuelto a su país y ahora estas empresas no sólo ofrecen fabricación sino que en varios casos llevan a la feria de París también la colección pensada por ellos. Eso es ya una realidad”.

Sin embargo, uno de los participantes más poderosos del certamen, Tonny Xu, director regional de Mengdi Group, asegura que “los jóvenes chinos todavía no aciertan en las colecciones que proponen. Habrá que esperar a que pasen al menos cinco años para que tengan más experiencia sobre los gustos europeos”.

Mengdi Group fabrica para Zara, Guess Jeans, Liu·Jo, Calvin Klein, Paul & Joe y BCBG, entre otras veinte marcas que incluye en su catálogo. Tiene 30 años de experiencia pero su expansión se produjo a partir de 1997. Con 110 empleados, exporta 40 millones de dólares anuales. Su sede está a 90 kilómetros de Shanghai, y a menos de una hora de tres aeropuertos. Los pedidos mínimos rondan las 1.000 piezas.

Pero en Fatex este año también ha habido espacio para Roktim Boutiques Fabrics & Ladiestailors. Tras este pomposo nombre está una mujer que, después de las inundaciones de Bangladesh, decidió poner en marcha una empresa textil. Da trabajo a 300 mujeres que perdieron su hogar y hoy mantienen a sus familias cosiendo. Venden colchas teñidas de colores vivos o bordadas a mano y ella se encarga de darles el algodón, las agujas y el hilo.  Periódicamente, ella viaja por todo Bangladesh con su furgoneta para recoger el material acabado y enviarlo desde el puerto de Chittagong o desde el aeropuerto de Dhaka, la capital.

“Una colcha bordada supone el trabajo de cuatro mujeres durante quince días. Para ellas, es el sustento familiar”, explica. Acepta encargos en el mail rotkim_boutiques@yahoo.com. En Fatex era un elemento discordante, pero no se amedrentó en absoluto: le pareció una oportunidad para darse a conocer y, aunque las grandes empresas buscan fábricas y producciones más grandes, no decae en su empeño por encontrar quien compre sus productos para venderlos en Europa.